“Una aventura llamada Armero”
Relato salida vida independiente
Nivel 6 2017
​EL Empedrado
 
El sol salió como de costumbre con sus poderosos rayos, a través de algunas nubes que intentaban frenar su brillo iluminando la ciudad de Bogotá. En su camino por dar vida y aliento estos rayos iluminaron  la Escuela Pedagógica Experimental donde la alegría de los niños y niñas se equipara al brillo del gran astro.  El día martes 22 de agosto del 2017,  las niñas y niños de los niveles 6A y 6O  estaban ansiosos, por abordar el bus que los llevaría este año a la experiencia de vida independiente con tiquete directo  a uno de los municipios, que narra uno de los capítulos más nostálgicos de la historia de este gran país llamado Colombia.  El destino de los estudiantes del nivel 6 era Armero Guayabal ubicado en el departamento del Tolima.

Las niñas y niños conversaban  acerca de lo que creían que iba a suceder en esta nueva experiencia. En el empedrado y parqueadero de la escuela había unas caras que se asomaban un poco nerviosas, algo tristes, y sobre todo ansiosas. Estas caras no eran de los niños,  sino de los familiares de ellos, esperando que los 4 días que los niños y niñas no iban a estar en las casas fueran tan rápidos como un abrir y cerrar de ojos.
Las maestras y maestros también estaban a la expectativa de lo que iba ser esta aventura asumiendo con responsabilidad y mucho amor a los 29 estudiantes que abordaban llenos de sonrisas y alegría el bus. Mientras uno a uno ascendía las escaleras para estar al interior del vehículo, recibían  buenos deseos y mil bendiciones por parte de los padres, para que fuera una experiencia mágica e inolvidable.

Montañas, Arboles y carreteras
En el recorrido vimos el poder de la vida encarnado en la naturaleza, que con su magia había pintado montañas, mesetas, valles y arboles llenos de un verde que produce tranquilidad.  Esto lo podíamos observar a través de las ventanas, mientras pasábamos del departamento de Cundinamarca hacia el Tolima. Después de unas horas llegamos a nuestro destino, ubicado bajo dos montañas que hacen que el libre camino del viento sea limitado y la presión del aire haga que la temperatura se eleve. Fuimos recibidos aproximadamente por 26° centígrados y  un deseo inevitable de buscar un lugar donde tomar un baño refrescante.

En “Pachos lagos”  lo primero que cautivo la atención de los niños fue la piscina ubicada a la entrada de la finca la cual estaba bordeada por  palmas de coco, lo que hizo desear a más de uno estar dentro del estanque,  tomando un delicioso vaso de agua de coco. Sin embargo fuimos recibidos con un delicioso jugo de mango y posterior a este un almuerzo que sabia tan rico como el jugo.
 
Después de recargar energías y que los niños se colocaran ropa más cómoda para el clima que estábamos viviendo. Comenzó el levantamiento del campamento y cada uno estuvo participando dando su mejor esfuerzo en la construcción de  lo que los siguientes cuatro días seria su casa.

Sombreros, folclor y diversi
ón
Los sombreros que se usan para proteger la cabeza y son una representación cultural en varios lugares del mundo, aparecieron acompañados de unas pañoletas rojas para darle un pasaporte cultural a cada niña y niño, que coloco estos artículos en su cabeza y cuello. Al ritmo  de bambucos,  torbellinos y guabinas  con chirimía y danza folclórica tradicional, nos recibió el grupo folclórico de Armero Guayabal, con el cual recorreríamos entre las calles del pueblo moviendo nuestro cuerpo y alegrando nuestro espíritu. Con mucha alegría y diversión fuimos al parque principal, donde realizamos una gran integración folclórica  con los habitantes del municipio, la escuela de danza y de música, y  el nivel 6 de la EPE.

Se interpretaron diferentes ritmos entre ellos cumbia, bambuco, mapale, porro, etc. Seguido a esto realizaron una pequeña muestra de danza donde pudimos observar, un torbellino de la región Cundiboyasence, una carranga y una rajaleña típica insignia del Tolima grande. Fue una muestra muy bella donde pudimos sentir un cálido  recibimiento e interés por nuestra visita, donde se tuvo en cuenta las  danzas representativas  de Cundinamarca y el Tolima, creando una amalgama de culturas, ritmos y tradición acercándonos, permitiéndonos vivir y expresar con naturalidad estas tradiciones.
La noche estaba serena y el cielo despejado, en él se observaba el brillo de la sonrisa de la luna,  acompañada por miles de astros que viajaban a la velocidad de la luz para posarse en el firmamento, que  observamos mientras caminábamos rumbo al campamento, después de las palabras del alcalde, un partido de futbol y el sabor de los raspados. Llegamos a refrescarnos en la piscina acompañados del brillo de las estrellas y la alegría de los niños y niñas de hacer realidad  el primer deseo que tuvimos apenas llegamos a Armero.
Memoria de un lugar
Al siguiente día nos recibía un lindo amanecer en el departamento de Tolima, que entraba levantando con su luz los espíritus de cada uno de nosotros a través de la tela de las carpas. Poco cada uno se fue levantando, algunos fueron a explorar alrededor del campamento, otros a ver el cultivo de peces, unos recogían cocos del piso y otros entraron a la cocina para  hacer magia a través de sus manos con los alimentos, transformándolos en el desayuno de este día.

Los bomberos llegaron dispuestos a contar sus experiencias para mostrar otra percepción del mundo y socializar sus vivencias sobre las funciones que desempeñan cuando ejercen su labor. Los niños bajo la sombra de un gran árbol prestaban atención a los temas que se trataban como por ejemplo: primeros auxilios, manejo camilla, el uso del cuello  ortopédico,  ascenso y descenso con las cuerdas.

Llego el momento de vivenciar como se desplazan los bomberos cuando están en misión  de rescate en la montaña,  siguiendo los canales de comunicación que ellos manejan para ir en la tropa.  En el recorrido encontramos una fuente de vida natural, una vena que transporta la vida del mundo. Dentro del  rio y bajo el calor del sol, nos refrescamos y disfrutamos de las suaves corrientes de agua que pasaban bajo nuestras piernas.
Después del baño natural y un almuerzo saludable comenzaríamos un recorrido por la memoria del lugar que visitábamos, en compañía del antropólogo Darío Noa.  Nuestro primer destino fue  el parque de la memoria en homenaje a Omaria, lugar que aun no está abierto al público, sin embargo nos dejaron conocerlo. En sus pasillos, se apreciaban y observaban dibujos, cuadros y fotografías de cómo era “Armero antiguo” y la catástrofe sufrida en 1985.

Después de un poco de diversión en un parque ubicado dentro del museo nos subimos al bus directo a visitar las ruinas de “Armero antiguo”. Las ruinas, y los árboles en medio de ellas comenzaban a hablar sobre la catástrofe que había pasado por este lugar hace 32 años. El parque central, la iglesia y algunas cuadras sirvieron para contrastar el pasado y el presente. En una representación,  por medio de fotografías el antropólogo nos guio por el pasado mostrando cómo era la vida en este lugar y el presente nos mostro como una mala administración permitió que sucediera esta tragedia.

Finalizando este recorrido fuimos donde un icono de este suceso Omaria. Ella es quizá la imagen que se viene a la memoria de muchas personas cuando se habla de Armero, sin embargo para los niños fue tener la posibilidad de escuchar sobre ella y visitar su tumba, rodeada de regalos que la gente devota a ella le dejaba.

Esa noche nos acompaño la alegría y el dulce sabor que genera compartir una torta en conmemoración de quienes habían cumplido años hasta ese día. La jornada termino con la historia que habían grabado en este lugar  las niñas y niños del nivel 6 bailando y jugando.

Tormenta y calma
 Después de pasar una noche de descanso, arrullados por el sonido natural de algunos animales, el viento y la calma. Nos despertamos con la alegría al recibir un nuevo día y a la expectativa de lo que en este, se viviría.
Conversando sobre lo que ese día se realizaría, después de haber desayunado el rugido del viento a lo lejos y las nubes grises que comenzaban a formarse alrededor,  nos alertaron sobre una tormenta que se acercaba, lo
que hizo que nos movilizáramos al campamento para trasladarlo inmediatamente, bajo una zona cubierta. La tormenta no se hizo esperar mucho y llego antes de lo que pensábamos para lograr movilizar todas las carpas. Cuando paso la lluvia se evidencio que, el paso de la tormenta estuvo acompañado, por unos fuertes vientos creados por los niños que dejaron al azar sus prendas de vestir en el suelo.

Después de alistar las maletas se  realizo un círculo de la palabra en la noche después de la enriquecedora y provechosa jornada de siembra de plátanos en la tarde. Las niñas y niños conversaron en calma sobre la importancia de cuidar nuestros objetos personales, los de los otros y lo que significaba la responsabilidad sobre ellos. El nivel Mostro un gran avance para la construcción del dialogo entre ellos. Permitiendo un espacio de reflexión que estuvo acompañado de una noche tranquila y en calma.
 
Ansioso regreso
Llego el viernes donde volveríamos a ver nuestras familias. Esa mañana fue muy rápida, todas y todos nos alistamos ágilmente, desayunamos y tomamos nuestro equipaje, carpas y sombreros  para montarnos al bus con destino a la capital musical de Colombia.

En Ibagué hicimos un recorrido por el Museo de arte de Tolima, para observar la  exposición trazos y rasguños, sobre algunos bocetos de pintoras y pintores de Colombia. Los niños se preguntaron sobre las formas e historias que se representaban en cada uno de esos cuadros.

Buscando un lugar donde encontráramos lechona, porque no podíamos dejar de probar este plato típico del Tolima grande. Dimos con el restaurante “Eduvina” donde algunos niños comieron lechona y otros tamal, disfrutaron del sabor y textura de estos platos.

Los recuerdos de un viaje quedan en la memoria y en el corazón, además esta experiencia marca más ámbitos emocionales y convivenciales, como saber  los gustos de otros, los sueños que tienen, las juegos que los divierten, el respeto que se fortalece y la amistad que se teje con los hilos de la mente, corazón y espíritu.

En la “CORPOEPE” estaban nuestros padres esperándonos ansiosos y alegres. Nosotros estábamos felices de ver sus caras y sentir el palpitar de sus corazones por medio, de abrazos y sonrisas, que no se hicieron esperar apenas bajamos del bus.

Lo que sucedió después cada uno de ustedes lo sabe…  
 
“Las palabras nunca alcanzan cuando lo que hay que decir desborda el alma”
Julio Cortázar
 
 
Elaborado Por:
Alexander Alfonso
Omar Castillo
Laura Ospina
Sandra Santamaría  

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