Año 2015, Escuela Pedagógica Experimental. La misión se llamó “Nevado El Cocuy” y los elegidos para vivir esta experiencia fueron, como la historia lo ha dispuesto desde tiempos inmemoriales, los estudiantes del nivel 10. Un grupo de 38 niños un tanto adultos que empiezan a explorar lo que significan las peleas, el amor, la tristeza, la alegría, los fracasos y los triunfos; un grupo de exploradores inexpertos y perezosos con los que fue necesario construir dinámicas que les permitieran escuchar, callar, y hablar cuando era necesario.
La aventura comenzó y hubo varios percances, la vida ya no sería siempre tranquila y feliz, ya sería hora de reconocer que el tiempo ha pasado y que con ello llegan las responsabilidades, los compromisos y la verdadera independencia.
El tiempo de la noche fue más tranquila, le dio la bienvenida a una mañana un tanto gris que solicitó las botas amarradas y el impermeable listo, tarros para el agua del camino y mucha persistencia. La lucha fue interminable de principio a fin, sobre todo contra sí mismos, contra el cansancio y el camino que se veía cercano pero en realidad se encontraba más allá.
La masa glacial más grande del país es un territorio que se niega a sucumbir ante los malos tratos de los hombres, ante el paso de los años que derrite su vida y convierte en líquido aquella nieve blanca que quema y alumbra con el sol. Las horas del largo camino valdrían la pena… y la vida.
Revolcarse, jugar, comer nieve fueron pequeños placeres que se vivieron a lo largo de los cortos minutos que se pudieron disfrutar allí, ahora sólo se quedarán en las memorias de cada uno el esfuerzo y la alegría por cumplir la misión.
Nos llevamos el frío, las piedras y el cansancio en el cuerpo…
Y nos quedamos con las mejores historias, sentires y recuerdos.
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